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Windows 11 y el verano del amor. Por Marta Peirano. El próximo sistema operativo de Microsoft, concebido por sus desarrolladores como una plataforma de plataformas y una puerta de entrada a la nube Azure, ha suscitado una revolución en el sector. Sigue siendo el sistema operativo más utilizado del mundo. Y por un margen más que amplio: lo usan res cuartas partes de todos los usuarios, que es algo superlativo incluso sabiendo que hace veinte años eran el 95%. Ayuda mucho que siga siendo el sistema que viene por defecto en la mayor parte de los ordenadores. Cada rediseño tiene un impacto directo y profundo en la productividad de miles de millones de personas, lo que incluye a funcionarios de administraciones, colegios, bibliotecas, ejércitos, gasolineras, bancos y oficinas, donde Microsoft Office sigue siendo el rey. Para empezar, es más bonito. Su botón de inicio está ahora en el centro inferior de la pantalla y el menú se despliega como el de un smartphone, limpio y ligero. La verdadera noticia, sin embargo, es que Satya Nadella, consejero delegado de Microsoft, ha presentado Windows 11 como una plataforma de plataformas que quiere integrar las aplicaciones nativas de Apple, Android y todos los desarrolladores que quieran poner sus apps en la tienda de Windows. El software occidental tiene tres continentes. Por un lado, la plataforma Apple con sus Macs, sus iPhones, sus iPods, sus iPads y su tele, un ecosistema imperial gestionado con mano de hierro desde la App Store. Al otro lado está google, con sus Androids, su Chrome OS y su Google Play Store. Fue la jugada Maestra de Steve Jobs en 2001, cuando volvió a Apple con un sistema operativo basado en Linux llamado Darwin que rápidamente se convirtió en OS X. Por entonces, era la compañía de la manzana la que presumía de ser un sistema libre y abierto, frente al opresivo y oscuro dominio del monolítico Microsoft.